miércoles, 6 de abril de 2011

Preguntémonos, que falla aquí...

Millones de personas muriendo de hambre en medio de la abundancia global del sistema. Un planeta al filo del desastre medioambiental. Un desequilibrio ético-moral en el ser humano que deambula perdido en su propia desventura. Etc, etc, etc...

"La Teoría de la Globalización" no es lo que falla, sino su puesta en escena, la cual ha desencadenado desfases sociales, económicos, migratorios, ecológicos... a unos niveles exponenciales. Por tanto es su proceso el que no va bien, o más explicitamente, quienes llevan la riendas de ese proceso. Ese del que cada uno de nosotros formamos parte unilateralmente, esclavos subliminales, víctimas sociales que padecemos sus consecuencias a espera de una crucifixión. Ya que este fenómeno de la "Globalización" es un movimiento humano que esta teniendo nefastas consecuencias y daños colaterales que no pueden corregirse actualmente y sus consecuencia será la herencia a una generación futura.

Todavía parcial y no predeterminado proceso que pretendía a unificar los mercados mundiales está impulsado por tres grandes fuerzas: la integración económica de las empresas y los mercados, las innovaciones tecnológicas y una revolución política conservadora. Esto ha generado cambios en el ejecutivo económico, en el campo de la cultura y en la manera en que las sociedades se relacionan e interaccionan entre sí. Y por supuesto también incide en el medio ambiente, en su valor e  importancia para el ser humano.

Lo más reprochable es que implica un reparto desigual del poder social. El que tiene mucho poder no pierde nunca, ni tiene por qué ceder nada, ni comprometerse a nada, ni respetar intereses de otros. Con los muy poderosos no hay coalición posible, ni pacto social, ni por lo tanto democracia. Esto es difícil de arreglar porque la parte que está bien no quiere cambios y no entrara en la repartición con quienes están mal. Resolver el "problema económico¿ (alimentación, vivienda, salud, educación, empleo, ahorro, seguridad, autoestima, etc) debería ser el  objetivo prioritario, lógico y natural del sistema económico, de manera que la repartición entre demanda y productividad se organice equidistante a todas las sociedades, así se cubrirían todas sus necesidades materiales y morales. Todos reconocidos universalmente como iguales y tan dignos de disfrutar de los beneficios de la naturaleza y de la técnica como los demás, tal cual está estipulado en los Derechos Humanos.


Escrito por Mar Sánchez

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