Para los romanos era el símbolo para matar. Aquellos que eran crucificados se veían como personas malas, dignas de muerte y eran consideradas malditas ante todos aquellos que desde la tierra firme las observaban, burlándose. Cuando una persona era crucificada estaba expuesta a multitudes de personas para que viesen que realmente esa persona era digna de muerte. La cruz fue el mayor símbolo de tortura para los romanos y por tanto esta crucifixión simbolizaba el peor castigo, la muerte más cruel que un ser humano podía tener, así algunos también vivimos en nuestra rutina crucificados, pero apenas nos damos cuenta de nuestros clavos, nos dolió cuando no los clavaron , pero lo doloroso no es eso, sino que las palabras necias, mentirosas y nuestra propia ignorancia nos han cubierto los ojos para que no podamos ver a todas esas multitudes de personas que nos hacen creer dignos de muerte. Estamos atrapados en nuestra propia cruz, un castigo tal como la falta de libertades, de igualdades, de derechos y de poder de palabra. Nos clavan las manos y hoy apenas escuchamos el eco de esos martillazos, de esos agujeros que nos hicieron por donde salió la palabra LIBERTAD, nuestra esencia, la esencia que tú y yo tenemos. Lo que nos rodea, el mar, la tierra, la naturaleza está llena de la palabra determinismo, más tu y yo somos la palabra LIBERTAD.
Es triste pensar que somos millones de personas crucificadas delante de personas que nos hacen creer que no somos dignos y que nuestra libertad no cuenta, que nuestra voz no se oye y que apenas podemos hacer nada por cambiar la dirección del mundo. Algunos de nosotros seguirán luchando en sí mismos para intentar hablar y movilizar a los demás, otros están tan lejos de aquellos clavos que le clavaron que ni se acuerdan y sólo les queda el estar imaginando sus vidas tal cual son, no quieren luchar.
Estas crucificado, puede que yo esté al lado tuyo y apenas me oigas. No podemos hablar, no podemos movernos y si lo intentamos nos callan pronto. Pero queremos intentarlo, tenemos que gritar y luchar con nuestra voz y nuestros actos para que aquellos que nos miran no se olviden de nosotros y sepan que seguimos ahí luchando.
La voz y la palabra de nuestros representantes, a los cuales damos nuestra fiel confianza y nuestro reconocimiento como los políticos, así como tantos clavos que nos aprietan, que nos manipulan a base de callar nuestra voz, tantas desigualdades en este mundo entre personas, tantos llenos de todo y otros llenos de la nada… Nos hacen acallar, nos manejan como a un rebaño, nos convierten en granjeros-esclavos sumisos y productores de capital a su merced.
Nosotros, el aula de escultura de 1º de ciclo de la Facultad de Bellas Artes Alonso Cano de Granada queremos aportar con nuestro arte una voz que llegue a los que nos miran a nuestro alrededor, un arte de crítica social, provocando un reclamo con la participación activa del espectador. Hemos trabajado para llevar nuestras cruces, en las cueles nosotros mismos estamos crucificados, puede que tu también lo estés. Lucha por tus derechos.