domingo, 10 de abril de 2011

Intentando Sobrevivir

Vivimos, o intentamos vivir, en una sociedad de esclavitud y manipulación dominada por el más triste invento del hombre, el dinero.
El valor que algo pueda tener es lo que le hace especial o no; y, guiados por esto, nos convertimos en los seres depredadores de efectos materialistas que somos hoy.

Este irrefrenable sentimiento de poseer más y más materia, nos hace olvidar el único punto humano que tenemos, la no materia, o como comúnmente se llama, el alma.
¿Pueden tener alma aquellos cuyas acciones debastan familias y que, por su propio beneficio, las envian a la perdicion?
¿Pueden tener alma aquellos que dejan un mundo mugriento en el que solo existe dolor, desesperación y enfermedad a las generaciones posteriores?
¿Y pueden tener alma aquellos que dejan morir al prójimo a sabiendas de sus acciones y sus repercusiones?
Todo esto me hace preguntarme si de verdad aquello que llamaban homo sapiens sigue existiendo, si éste ya solo "sapiens" para si mismo, comportándose como una máquina y no como ser humano.

Desgraciadamente, existen una serie de culpables de la situación de desesperación vigente hoy en día, aunque más bien cabería denominarlos necios; necios con una necesidad impetuosa de poseer, la cual les controla, corroe y les hace efectuar una serie de movimientos cuyas consecuencias afectarán a otros.
Movimientos permitidos por aquellos que supuestamente organizan y presiden el país, los cuales se verán afectados de forma positiva, lucrándose déspota e indignamente.
Serán entonces siempre, los trabajadores, aquellos honrados que intentan sobrevivir, los que se vean perjudicados de un modo desastroso e insoportable.
En realidad, la culpabilidad es del dinero, y de lo que esto mueve, de lo degradante que llega a convertirse, de lo peligroso que de por sí es y de como puede llegar a tomar las riendas de nuestras propias vidas.

A veces es irremediable que gente capaz de tales atrocidades, promovidas por el dinero y el ansia capitalista, exista en este mundo. Seremos aquellos que todavía sentimos y no estamos manipulados por el deseo, los que debamos luchar contra esta sociedad dirigída por títeres bañados en oro.

José Manuel Jiménez

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